martes, 25 de octubre de 2011

El amaranto vs la sequía en el negocio agrícola: ¿quién ganará?

El amaranto vs la sequía en el negocio agrícola: ¿quién ganará?

Jorge Pablo Correa González[1]

Todo negocio tiene sus riesgos y el de la agricultura no es la excepción. Sequía, plagas y por qué no señalarlo, intermediarios abusivos, son algunos de los más temibles. Contra ello el hombre, acompañado de la ciencia y la tecnología de cada época, ha encontrado diferentes vías para hacerles frente. En esta ocasión, la potencial salvación viene de la mano de la planta del amaranto que curiosamente puede dar una alegría más a nuestro país, pues además del riquísimo dulce, en sus genes se encuentra la posible respuesta para modificar a otras plantas y mejorar su tolerancia a la sequía, contribuyendo a la industria de la agricultura en México.

El sector agrícola en México contribuye con el 3.6% del Producto Interno Bruto (PIB) y utiliza a cerca del 13% de la fuerza laboral al 2010. Aunque es un sector que puede producir poco más de 400 mil millones de pesos (28 billones de dólares), y que actualmente exporta 8 mil millones y ha mejorado considerablemente en comparación con años pasados, su capacidad de ingreso no se compara con el sector industrial o el de servicios que generan el 32 y el 63% del PIB, respectivamente, además de producir entre los dos sectores alrededor de 11,000 mil millones de pesos. Se podría pensar que es mejor apostar a la industria y a los servicios que a la agricultura, pero esto es un error grave.

Por ejemplo, Argentina en 2010 produjo con su sector agrícola poco más de 53 billones de dólares, equivalente al 8% de su PIB y es considerado internacionalmente como uno de los grandes exportadores del mundo por su producción agrícola (aceites, maíz, frijoles y trigo) y ganaderos. Brasil generó en el mismo sector, casi 140 billones de dólares, contribuyendo con el 7.8% de su PIB y se sabe que muchos descubrimientos científicos, producto de la investigación, han ayudado al gigante sudamericano a consolidar su actual posición en el mercado internacional. Estos dos países, con situaciones sociales similares lograron capitalizar sus fortalezas agrícolas, y en el caso de Brasil, los avances científicos y la investigación fueron clave en este desarrollo.

La investigación del amaranto podría servir a desarrollar el sector agrícola mexicano de forma que disminuya sus pérdidas, aumente su contribución al PIB, mejore las finanzas del país y además permita el crecimiento de comunidades del campo. La proeza parece difícil, no sólo por la necesidad de estudiar exhaustivamente la planta, sino por la dificultad que representa el “activar” en otras plantas la tolerancia vista en el amaranto y además mantener las cualidades que al mercado le agradan. Pero vamos paso a paso, y los primeros los está dando el Dr. John Délano Frier y su equipo del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional, en Irapuato (Cinvestav-Irapuato).

El estudio inició hace tres años con el apoyo del Conacyt, de la Unión Europea e incluyó diversos centros de investigación en México Argentina, Nicaragua, Dinamarca, República Checa y España. El equipo del investigador utiliza numerosos modelos de plantas, pero se eligió el amaranto por su gran potencial inexplorado ligado a su tolerancia a condiciones adversas. La investigación actual, financiada por el Conacyt, consiste en un estudio a gran escala sobre los mecanismos de resistencia al estrés biótico (plagas, enfermedades, entre otros) y abiótico (medioambientales como la salinidad o la falta de agua) del amaranto para detectar el tipo de genes que le permite hacer frente a condiciones desfavorables y que podrían emplearse también en otros cultivos para transmitir esta resistencia.

En estos tiempos de cambio climático con lluvias erráticas y sequías atípicas, las bondades genéticas del amaranto le vendrían muy bien a los cultivos del país. El apoyo a esta investigación es vital, sobre todo si tomamos en cuenta que tan sólo en el año 2009, el sector agrícola sufrió el castigo en 7 millones de hectáreas; con pérdidas cercanas a los 15 mil millones de pesos; donde se perdieron cultivos de maíz, frijol, sorgo y trigo; que impidió la siembra del 17% de las 12 millones de hectáreas del ciclo primavera-verano del 2010; que afectó a Coahuila, Quintana Roo, Oaxaca, Zacatecas, Michoacán, Guerrero, Chiapas, Puebla, el Estado de México y Chihuahua y en donde además, por si fuera poco, se registraron casi 8 mil incendios que acabaron con 147 mil hectáreas.

El amaranto es una semilla que tiene más beneficios que desventajas. De acuerdo con el Dr. Délano Frier, es cultivable en casi todo México (hay una variedad perfecta apropiada para cada lugar); su proteína es la que tiene mayor calidad en el reino vegetal con un valor nutrimental similar al de la leche; posee escualeno, un compuesto orgánico que ayuda a regular los niveles de lípidos en la sangre y que generalmente se obtiene del hígado de tiburón; provee al cuerpo de péptidos con actividad biológica que contribuyen a la prevención de enfermedades como el cáncer, la obesidad y la hipertensión; en algunos países se estudia su posible utilización para la generación de biocombustibles; se está usando para programas destinados a reducir la desnutrición y además, puede ayudar a que otros cultivos resistan mejor los golpes del nuevo clima.

Es claro que apoyar investigaciones, como la del Dr. Délano Frier, puede mejorar sustancialmente la vida de muchas personas, de muchas empresas y de la economía de nuestro país. Tan sólo por poner un ejemplo, en el amaranto está la clave para que se eviten pérdidas enormes tan grandes en el sector agrícola lo que permitirá desarrollar al sector y poder verlo como una industria. Como dice el Dr. Délano Frier: la investigación en amaranto, un cultivo “antiguo” cuyo valor ha sido apreciado en nuestro Continente desde tiempos prehispánicos y que sigue siendo de gran interés para la comunidad científica del país, permitirá cristalizar el gran potencial de convertirse en un cultivo de importancia en México y el mundo. Además, es un excelente modelo para estudiar los mecanismos de resistencia en plantas a ambientes hostiles, información con la cual se podría mejorar enormemente la productividad de varios cultivos de interés agrícola en nuestro planeta, donde desafortunadamente el clima es cada vez más extremo e impredecible. [COMENTARIO DEL DR. DÉLANO FRIER] Este es un caso más de cómo la Ciencia ayuda a los Negocios.



[1] Investigador asistente en el área de Comercialización del IPADE. Productor del programa radiofónico Ciencia y Negocios que se transmite todos los martes a las tres de la tarde por el 660 AM “Radio Ciudadana”. También se puede encontrar información en www.cienciaynegocios.com

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